viernes, 15 de enero de 2010

Itá Corá: ahogado en el olvido y la desidia (*)

Pobladores transportan las mercaderías en canoas
ante el corte de las rutas por las aguas.

Ruta de acceso a Itá Corá. Desde hace más de un mes
es transitada solo en embarcaciones.

ITA CORÁ (Ñeembucú). Ariel Acosta. Especial. A unos 45 kilómetros al sur de Pilar está ubicado Itá Corá, un pueblo que por un llamativo contraste, es bendecido y a veces castigado por la misma naturaleza. Regado por el caudaloso Río Paraná, su fauna ictícola lo convirtió en un polo turístico interesante, visitado por compatriotas de diferentes ciudades del país, como también por extranjeros, amantes de la pesca.
Sin embargo, es la propia madre natura que también lo castiga, con la ayuda de la mano del hombre, por la vertida de las aguas de la represa de Yacyretá, y con fuerte dosis de desinterés de las autoridades departamentales y nacionales.
Desde hace más de un mes, la comunidad está aislada por el desborde del Paraná, que ya cortó en un trecho de aproximadamente un kilómetro la única ruta de acceso al pueblo, que a estas alturas se convirtió en una “pequeña Venecia”.
Decenas de familias pasaron las de Caín las fiestas navideñas e inicio de este año, pues fueron obligadas a abandonar sus viviendas, para refugiarse en instituciones públicas algunos y bajo precarias viviendas, en la mayoría de los casos.
Los comercios locales están prácticamente desabastecidos de productos, teniendo en cuenta que los camiones distribuidores dejaron de ingresar al pueblo desde hace más de un mes. Para superar este problema, los pobladores salen con pequeñas embarcaciones hasta la zona alta conocida como “Mandarina”, donde reciben las mercaderías para surtir los comercios o la canasta familiar.
DESINTERES
En la propia página oficial de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), se menciona a Itá Corá como un destino turístico de pesca y para paseos por el río. Sin embargo, pese a ello, la comunidad sufre de la desidia de las autoridades. Los pobladores de esta comunidad coinciden en señalar el desinterés para con la realidad local. En ese sentido, mencionan que con levantar poco más de un metro la ruta, y la construcción de dos grandes alcantarillados, se podría tener una ruta a todo tiempo.
Además, lamentaron que en esta segunda embestida del Paraná, que se dio en menos de tres meses, los afectados por la creciente no recibieron asistencia alguna de parte de los organismos estatales y de las autoridades. En la primera ola de creciente, recibieron colchones y algunos alimentos.
PELIGRO
A todos los problemas ya mencionados, se suma también la invasión de víboras que acarrean serios peligros para los lugareños. Además, abundan las rayas que ya ocasionaron heridas a algunos pobladores.

(*) Material publicado en el diario La Nación en fecha 14/01/10